Por Alma Dzib Goodin
Al parecer
evolutivamente los seres humanos hemos separado las palabras. Por un lado
tenemos las palabras que se escriben en prosa, y las que se escriben con una métrica
especial a la cual le llamamos poesía y si le agregamos música, nos gustan más.
Al cerebro le
gusta el ritmo y le fascinan las metáforas, por que lo sacan de la rutina,
rompen esquemas de lecturas largas y aburridas. ¿A quién no le gusta mover los pies
al ritmo de la música?
Además, tocan
fibras emocionales. Algunos creen que es bueno pensar todo el día, pero el
arte, que es un pensamiento de otro tipo nos recuerda que las emociones existen
y tienen la cualidad de hacernos sentir vivos.
El primer poema
que aprendí, es una rima pequeñita de Gustavo Adolfo Bécquer, que aún recuerdo:
Por una mirada, un mundo;
Por una sonrisa, un cielo;
Por un beso... yo no sé
Qué te diera
por un beso.
Estas pocas palabras nos hacen
pensar en una persona enamorada y ¡el amor sin duda mueve al mundo!
Pero la poesía no solo se escribe
con el tema del amor, hay poesía que habla de la muerte, el campo, las almas, el
dolor… ¡la palabra no tiene límites!
¿Qué tiene la música que nos cambia el estado de ánimo?
Tiene la fascinante capacidad de
decirnos más que las palabras, nos mueve, nos invita a bailar, nos distrae. En
fechas recientes se han escrito muchos artículos sobre como las personas usan
la música mientras escriben y trabajan. Se sabe que la gente es más productiva
cuando escucha música, se mantiene despierta, aprende mejor, logra mejores
rutinas de ejercicio. ¡La música nos hace sentir bien!.
Las canciones pueden ser solo
instrumentales o bien pueden tener una letra, que es un poema con ritmo.
¿Qué significado tiene el que alguien nos dedique una canción?
Significa que dos personas se
conectan por medio de una canción o un poema, se encuentran, se dicen cosas que
no se pueden decir con palabras, se dedican un momento, ¿a quién no le gusta
ser especial para alguien?, aun cuando la canción sea una despedida o tenga un
mensaje hiriente, por un momento, una persona recuerda a la otra, pero es mejor
dedicar canciones que nos hagan sonreír o pensar.
Cuando dos personas comparten una
canción o un poema, se crea un puente entre ellas, algo que nadie más puede
entender.
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