La interacción entre el cerebro
y las herramientas culturales comenzaron prácticamente desde la aparición del
Homo Sapiens.
A
diferencia de los Neandertales y muchas otras especies de homínidos, los Homo
Sapiens desarrollaron herramientas capaces de proveerles de apoyo ante el
ambiente y con su desarrollo, apareció en la especie la capacidad de usarlas de
manera precisa para responder ante las necesidades propias que permiten la
pervivencia de la especie.
Dichas
herramientas fueron diseñadas como resolución a problemas, que por supuesto
tenían impacto en el cerebro, ya que existe una relación simbiótica entre un
cerebro diseñador y un cerebro aprendiz del uso de aquello que diseña, en este
sentido, se piensa que herramientas como el fuego, agudizaron los sistemas
sensoriales, mientras que el uso de palos y piedras beneficiaron el uso del
dedo pulgar, las palancas desarrollaron la marcha y la observación del entorno,
eventualmente convertida en lectura, escritura y matemática que dieron pie a la
ciencia.
Todo
el cerebro se maravilla de la capacidad de respuesta ante el ambiente, generando
conexiones neuronales capaces de ir siempre más allá, literalmente, incluyendo
la Luna y Marte, en beneficio no sólo delos
humanos, sino de otras especies, bajo el conocimiento de que aquellos que no se
adaptan y dan respuesta al entorno, desaparecen de la faz de la tierra, tal
como sucedió con sus antecesores los Neandertales y muchas otras criaturas.
Es
así que miles de años después de que un Homo Sapiens haya usado por primera vez
una piedra para alejar a un predador, la era digital abre su paso, veloz si
pensamos que hace 30 años no había computadoras de bolsillo, e irrumpe en el
entorno cultural, económico y educativo, pero a diferencia de aquellos que
afirman que esto daña al cerebro, algunos otros, desde el punto de vista
evolutivo, lo miramos como un paso más en la evolución humana.
La
naturaleza ha provisto a todas las especies de mecanismos de auto conservación,
capaces de responder ante las necesidades, proveyendo en particular al ser
humano gracias a la evolución y al manejo de aquello que diseña, de la capacidad
de reflexión ante dichas herramientas, apoyando un proceso llamado plasticidad
cerebral que permite al cerebro ajustarse a cada nueva necesidad, incluso de
auto reparación con el fin de continuar brindando la capacidad de resolver
problemas.
Es
así que los computadores irrumpen como herramienta simulando un cerebro, dando
respuestas y simplificando tareas, a través de redes neuronales artificiales capaces
con cada vez mayor precisión y elegancia de responder ante el entorno.
Simulando
las actividades cerebrales, la nueva tecnología ha comprendido que el cerebro
se modifica, con cada aprendizaje se crean nuevas redes neuronales, se eliminan
aquellas que no se usan, se comparten, se reciclan, aunque a diferencia de su
modelo natural, los gadgets se renuevan a un costo muy grande, aunque nunca
dejando de buscar la perfección neuronal, misma que nunca ha de lograrse pues
el cerebro jamás detiene su paso. ¡No puede!, cuando se piensa que una tarea ya
está bien aprendida, surge un cambio en el ambiente, o bien la creatividad
humana abre la puerta y dice: ¿y si ahora agrego esto?, ¿y si ahora lo hago de
esta manera?.
El
cerebro está constantemente usando información, es por ello que ha
especializado al máximo su sistema de almacenamiento de datos. Si bien la
memoria es finita, su capacidad de recuperación es prodigiosa, siempre y cuando
la pregunta o estimulo clave sea el correcto.
La
máxima capacidad cerebral, se encuentra en el lenguaje, el pensamiento y la
creatividad. Los computadores aun no logran esa perfección, como ejemplo está Siri, la secretaria personal de Apple
que es incapaz de comprender las inflexiones del lenguaje, el doble sentido o
los cambios leves en la modulación.
Es
así que se puede analizar el papel de la tecnología como una herramienta de
aprendizaje, como lo ha intentado hacer la Educación en la última década, deseando
que exista una interface entre el cerebro natural y el artificial, capaz de compartir
archivos con un clic, pero olvida un principio fundamental: el cerebro natural controla y brinda información al cerebro
artificial.
No
importa cuan increíble sea un procesador de palabra, aún requiere de las ideas
de un escritor para convertir una pantalla en blanco en un artículo digno de un
premio Nobel, y para ello requerirá también de la aceptación social de las
ideas, a pesar de la insistencia de la
mercadotécnica de afirmar que existe equipos inteligentes, el usuario tendrá la
última palabra frente a su uso y capacidad de productividad y resolución de
problemas.
Cerebro 2.10 millones vs Web 3.0
Mi cerebro se renueva, aprende,
se adapta, se auto repara, se auto analiza, es capaz de determinar errores en
su ejecución y volver a empezar. Esto no es una simulación de sistemas
artificiales, son procesos perfeccionados en base a otros prototipos naturales
que han sido capaces de subsistir pese a todo. Del prototipo reptiliano,
obtuvimos las emociones, del modelo mamífero, la memoria selectiva y la
atención. El cerebro humano es la suma evolutiva de otros prototipos y día a
día aprendemos más de su capacidad simple de adaptarse.
Antes
de la hoja de papel, había cerebros humanos comunicando. Antes del video en HD,
había personas contando historias. Antes de las estaciones de radio, había
cerebros dando noticias y compartiendo el arte. Antes de los satélites, había
cerebros enviando mensajes al resto del mundo. Antes de los teléfonos
inteligentes, hubo cerebros inteligentes que los pensaron, los creyeron
posibles, los diseñaron, los probaron, arreglaron sus problemas y volvieron a
empezar, perfeccionando cada detalle, agregando aplicaciones que nos hacen la
vida más fácil.
Un
teléfono inteligente puede decir cómo llegar a un lugar, pero necesita saber el
destino.
De
ahí que la tecnología en su afán por simular al cerebro, comprendió la infinita
plasticidad que el cerebro natural tiene, por ello ésta se va desechando, se
hace obsoleta, igual que aquellas áreas que no se usan, que no se atienden,
Darwin observó que el cuerpo se atrofia y estudios muestran que el cerebro
también. Se satura de información en un día de trabajo caótico, o en semana de
exámenes, después de días sin dormir, similar a los sistemas artificiales
después de saturar la memoria RAM.
La
otra aplicación que se ha copiado es la capacidad de procesar información, es
cierto, los computadores lo hacen más rápido, pero aún no pueden interpretarla
sin el apoyo de su ejemplo natural. Aunque Google tiene un algoritmo para completar
palabras, necesita la información suficiente para decidir que es lo que se
desea buscar. Esa misma capacidad de completamiento de la información que el
proceso cognitivo ha ido perfeccionando durante miles de años.
Computadoras y Educación
La primera gran herramienta
aprovechada por la Educación con el fin especifico de compartir información con
fines de enseñanza – aprendizaje fue el libro. Éste sustituyo a la palabra, y su
aplicación más ingeniosa no fue diseñada sino hasta que Jan Amos Comenicus en
el siglo XVII puso imágenes en los libros, para que los niños aprendieran
mejor.
Tres siglos después, se realiza la siguiente
revolución, cambiando los libros por pantallas, pero es solo una herramienta
más puesta al servicio del aprendizaje a la que el cerebro se adapta, no se
agrega nada nuevo, excepto el recuerdo de la sobre estimulación, misma que se
había dejado de lado desde que el hombre pudo descansar de sus predadores,
creando lo que se conoce como problemas de atención, que en realidad es el
despertar de la conciencia después de haber pasado siglos con la cara mirando
al frente y el silencio místico heredado por la educación eclesiástica.
No hay
misterio alguno en las nuevas herramientas, el cerebro se adapta a ellas
siempre y cuando, éstas sean parte del ambiente y sirven para resolver
problemas. Las personas más adaptadas a ellas, son quienes las usan en la vida
cotidiana, el resto de los mortales solo emplea un promedio de 12 aplicaciones
y de ellas conoce solo un 20% de sus funciones.
La
generación X nace con la revolución tecnológica, no tuvieron que aprender el
lenguaje de Basic para abrir y cerrar documentos o aplicaciones, no conocieron
los computadores monocromáticos o los discos flexibles de 5 1 /2. No pelearon
con las impresoras de punto. A cambio de ello nacieron con Windows, no la
primera versión que revolucionó tanto, al presentar la información con una
estructura fácil de leer y con la maravillosa cualidad de tener íconos, ¿íconos?, ¿cómo las imágenes en los libros de
Jan Amos Comenicus?.
Agregamos
sonido a las lecturas, se agregó movimiento y la opción de personalizar los
entornos, siendo el último gran paso la eliminación de botones y teclas,
creando pantallas interactivas.
Actualmente
millones de bits de información están al alcance, se dice que prácticamente se
puede aprender todo lo que se desee con un sistema digital ¿todo, en serio?,
bueno, primero habrá que enseñar a seleccionar la información relevante para
resolver una pregunta o problema específico a partir de un buen diseño de
proceso que lleve a una meta.
¿Dónde
se quedó el cerebro humano en medio de todo esto?, no fue a ningún lado, sigue
cumpliendo su papel que la naturaleza le dio, el mismo que otorgó a todas las
especies para crear respuestas específicas ante el ambiente, sigue su proceso
de evolución, igual que los aparatos inteligentes, de manera literal su legado
es renovarse o morir.
Cuando
se dice que la era tecnológica ha producido cambios a nivel cerebral, están en
lo cierto, pero se niega la constante motivación por responder ante el
ambiente. Aún las especies que dependen de genes cerrados como las abejas o los
pájaros, han demostrado que su capacidad de pervivencia depende de su
connectome, que es el conjunto de conexiones neuronales.
El
cerebro humano ha logrado superar lo que ninguna otra especie ha podido hacer,
no sólo se ha adaptado al ambiente, ha adaptado el ambiente, lo cambia, se provee de abrigo, usa la imaginación, es
creativo, todo esto gracias al uso de las herramientas que el mismo a creado,
buscando siempre hacerlas mejores, creando nuevas, imaginando siempre otras
formas, texturas y funciones. La
tecnología debe verse como una extensión de la mente creativa, que no tiene
motivo alguna de frenar el legado evolutivo. El cerebro continuará su proceso
de adaptación con tecnología, del tipo que esta sea.
Prueba
de ello es que existen grupos que nunca han visto un computador, y sin embargo
son capaces de crear espacios de identidad. La cultura es en este sentido, el
paracaídas de apoyo a la creación de respuestas, como lo muestran los estudios
antropológicos y etológicos.
¿Hay
beneficios en el uso de la tecnología?, es
una pregunta constante, y yo diría que el beneficio es que las respuestas
emplean herramientas diferentes. Actualmente hay tres formas de cerrar una puerta: con el
movimiento de un brazo, con un botón o tocando una pantalla, pero no debe
olvidarse que estos tres métodos están logrando la misma meta y todos dependen
de la respuesta de un cerebro.
Un
problema que se observa en las estrategias educativas es el olvido de esta
capacidad, con la tendencia a crear patrones de respuesta específico: Así se
hacen las cosas, siguiendo un algoritmo específico, pero esto es ir en contra
de miles de años de evolución, el cerebro se volvió creativo, pasó de un
cerebro Neandertal a un Sapiens, pero no debemos olvidar que muchas otras
especies han acompañado al cerebro humano. Ahí están los reptiles, los virus y
las bacterias. ¿cómo se puede entonces pensar que una herramienta puede afectar
algo que sigue y seguirá siendo un prototipo?.
Computadores y aprendizaje
Si es verdad que afectan al proceso evolutivo, ¿benefician al
aprendizaje?. Si se parte de la idea de que el aprendizaje es parte de la
capacidad de responder ante el ambiente, y el ambiente está rodeado de
computadores, sin duda la interacción es benéfica, los cerebros más jóvenes se
adoptan más fácilmente que aquellos que cuentan con hábitos que hacen rígida el
proceso de respuesta.
Si un
bebé comete un error, se dice que está aprendiendo; si un adulto comete un
error, se dice que es un fracaso, creo que si se mira el aprendizaje con esta
ventana, la Educación seguirá frenando la creatividad.
A veces
me parece que cuando los adultos se dan la oportunidad de aceptar que no somos
más que un prototipo y que la única fuerza capaz de cambiar nuestro entorno es
la muerte, comienzan a crear respuestas mucho más adaptativas, siendo capaces
de aumentar la esperanza de vida de las personas. Es cierto que las
computadoras han ayudado, pero no hay logro que no haya comenzado con una idea,
neta y absolutamente humana.
Aprender
en la época actual, depende del reconocimiento que el ambiente tecnológico proporcione
de que el ser humano sigue siendo el centro del proceso y de que los humanos
sean capaces de desarrollar con ello la capacidad de plantear problemas,
soluciones, reconocer la cadena de eventos que lleguen a metas claras,
específicas y sobre todo, exitosas.
Es claro
que el aprendizaje nunca dependió sólo de una herramienta, es decir, no se aprende
sólo de los libros o de los profesores. El ser humano es la única especie que
crea ambientes artificiales de aprendizaje, hace exámenes infértiles y mantiene dichos entornos durante
más de 20 años. Para el resto de las especies sobre la tierra, el modelado de
conductas es breve y el mayor examen es sobrevivir.
Creer
que una herramienta tecnológica va a enseñar, es cambiar el entorno artificial
de las escuelas por otro quizá más divertido, con mayor capacidad de
información, pero igualmente estéril si el aprendiz no es capaz de crear con
ello respuestas adaptativas. Pese a que es posible pedir comida por internet,
aun no es posible de conseguir los nutrientes por este medio, aún requerimos de
alimentos que físicamente cumplan el proceso de digestión.
Si bien
existe el cibersexo, aún no es capaz de fertilizar un ovulo y crear una nueva
vida. Los humanos estarán atados a las demandas naturales, por algunos años más
al menos, hasta que los entornos de virtuales se conviertan en entornos reales
para el cerebro. Pero si Siri aún no es capaz de reconocer palabras, creo que
el camino aun es largo.
En este
sentido, la Educación debe continuar centrando esfuerzos en el alumno, cosa que
no ha hecho desde la Antigua Grecia, ya que con el quiebre entre la Iglesia
Católica y la Anglicana, la Educación se centró en el currículo, y hoy más que
nunca los alumnos se ven bombardeados por exceso de información, lo cual les
causa problemas no solo de comprensión, sino de aplicación de la misma.
Es por
ello, que a pesar de la tecnología, algunos creemos que debe apostarse por el
desarrollo de habilidades meta cognitivas, las cuales permiten el pensamiento
flexible, mismo que se aplica en la vida cotidiana, la ciencia y arte, ya que
crean patrones de análisis de las necesidades para diseñar patrones de
respuestas, elección y comprobación de
posibilidades aplicables a metas específicas, empleando cualquier herramienta
al alcance, con el fin de adaptarse al ambiente, incluyendo por supuesto, la
tecnología.
Si
pensamos por un momento, pese a las maravillas que es posible lograr gracias al apoyo de los computadores, éstas no
existirían sin una mente humana que las pensara, las diseñara y las hiciera
funcionar, y en ocasiones, que las pusiera todas juntas. Nos maravilla la
capacidad de los productos de Apple, pero todo se debe al genio de Steve Jobs y
su capacidad para imaginar. Eso, es una cualidad netamente humana, que no se
consigue cuando la información fluye en avalancha y se sabe que solo hay una respuesta
correcta, en un examen de todo o nada.
Ojalá un
día la Educación comprenda los mecanismos cerebrales y los aplique, pues cuando
eso suceda, comenzará a enseñar a cerebros capaces de aprender.
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