Foto © Alma Dzib Goodin, Todos los derechos reservados |
En algún momento de nuestra vida, la mayoría de las personas
hemos visto agonizar y fallecer a un ser querido. Esta situación no es fácil, tenemos
muchos sentimientos encontrados, pero lo que más nos preocupa es cómo va a
continuar la vida sin esa persona; sin poderla ver, escuchar, oler y sentir.
Esa sensación que tenemos de no poder seguir adelante, es el
miedo que tenemos de no saber qué va a pasar ahora que ya no va a estar. ¿Cómo
será la vida sin él o ella?, ¿De qué forma afectará mis actividades?, ¿Qué haré
ahora que me encuentre solo(a)? Éstas y muchas más preguntas surgen cuando un
familiar o alguien muy querido enferma y vamos viendo cómo la enfermedad lo va
consumiendo, entonces empezamos a centrar nuestra vida en esa persona y
olvidamos que nosotros tenemos nuestra propia vida. Olvidamos que esa persona,
está peleando su propia batalla, la cual tarde o temprano nosotros también
pelearemos y llegaremos a la única verdad en este mundo: todos moriremos.
Hablar de la muerte no es un tema fácil de abordar y en
muchas culturas aún sigue habiendo tabú entorno a ella.
Para abordar el tema de la muerte surge la TANATOLOGÍA la cual es una ciencia
encargada de encontrar sentido al proceso de la muerte, estableciendo un lazo
de confianza y seguridad entre el enfermo, su familia y el personal médico, además,
de propiciar al enfermo terminal los cuidados necesarios que le aseguren una
muerte sin dolor y en paz.
La pionera de la tanatología a nivel mundial fue la Dra.
Elisabeth Kübler-Ross, quien a mediados del siglo XX se dio cuenta de los
fenómenos psicológicos que acompañan a los enfermos en fase terminal durante el
proceso de muerte, por lo que definió a la Tanatología moderna como “una
instancia de atención a los moribundos”; brindó apoyo, tanto a los familiares
como a los pacientes terminales sobre cómo enfrentarse a la muerte, además
explicó la forma de apoyar a la persona en agonía y la manera en la que se debía
actuar en esos momentos difíciles y lo que debía evitarse.
La Dra. Elisabeth Kübler-Ross decía:
“La muerte es sólo un paso más hacia la forma de vida en otra
frecuencia y el instante de la muerte es una experiencia única, bella,
liberadora, que se vive sin temor y sin angustia”.
No cabe duda que la muerte es un proceso individual, no en
vano se dice que nacemos y morimos solos, es un paso que cada uno lleva a cabo
en el momento preciso, no antes ni después, sino en el tiempo en el que está indicado.
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