lunes, 17 de febrero de 2014

Música y aprendizaje


 Por: Valeria Galván Celis y Alma Dzib Goodin

La música es una de las muchas formas que las personas han encontrado para compartir ideas y sentimientos. A través de ella es posible desnudar el alma y enamorar a quien sea de múltiples formas, ya que va desde una melodía simple, una misa fúnebre, una canción bailable o una tierna canción de cuna.

El lenguaje musical es universal, a diferencia de los múltiples idiomas que existen alrededor del mundo, la música no requiere traducción, es un solo idioma que hace visibles los sonidos que comunican algo a quien la escucha.

La música nos ha acompañado desde hace mucho tiempo, junto con los sonidos del medio ambiente, la música llena el silencio y dice aquello que no es posible decir solo con palabras.

Esta forma de comunicación es capaz de describir el ambiente y de contar historias, para ello emplea el sonido como medio expresión, y para poder compartirla con otros que sean capaces de comprender el lenguaje tan particular de la música, existe un alfabeto específico que se escribe sobre 5 líneas llamadas pentagrama.

Quienes somos amantes de la música, en cualquiera de sus géneros y manifestaciones, damos por hecho que escuchar música es bueno para el alma, a veces decimos que la “música  puede dominar nuestros instintos” y no estamos tan equivocados, pues la música ha acompañado a la humanidad en su camino.

Todo comienza con la capacidad de escuchar. Escuchamos el canto de los pájaros, el correr de los ríos, el crujir de nuestros pasos sobre las hojas o la nieve, y un buen día, el ser humano comenzó a reproducir sonidos con un sentido práctico, intentando comunicar, pudo ser con palabras o con música… y desde entonces, nos a acompañado en nuestro paso por el mundo.

La música y el lenguaje, tienen muchas cosas en común, en primer lugar, podemos decir que dependen de la capacidad de escuchar,  y su mayor cualidad es la comunicación, por ello, intervienen las mismas estructuras cerebrales, en ambos casos se requiere de un emisor y de alguien que escuche, si jugamos un poco con sus elementos, podemos crear palabras o frases musicales de forma exponencial, aparentemente infinita, y si deseamos aprender un poco más, descubrimos que ambos tienen una representación visual de los sonidos, es un alfabeto, solo que en el lenguaje tenemos letras y en la música tenemos notas musicales representadas en una partitura.

Ambos requieren de que alguien nos enseñe a usarlos, ambos tienen efectos a corto, mediano y largo plazo sobre nuestra percepción del mundo y ambos nos enseñan a compartir, ideas, sentimientos…, en ambos casos hay situaciones que impiden su adquisición como la dislexia o la amusia y en ambas se puede ser solo un receptor (lector o amante de la música) o bien un compositor o escritor…

La música tiene muchas cosas que se parecen al lenguaje. La música es un fenómeno acústico, es decir, la escuchamos igual que escuchamos el lenguaje; tiene un componente emocional, igual que el lenguaje, tiene un vocabulario específico, igual que cualquier otro idioma.

En contra de la creencia popular, la música no solo activa el lado derecho de nuestro cerebro, activa el área de la visión cuando la canción nos describe una situación, requiere del área del lenguaje para comprender las palabras, usa las vías rítmicas igual que la lectura, y nos hace mover los pies, por lo que usa las áreas motoras.

Dependiendo de su estructura, nos hará sentir relajados, ataca nuestras caderas si tiene ritmos rápidos y se acompaña de tambores, nos hace cantar si la letra es cadenciosa, a veces nos hace llorar, pero siempre, siempre tiene algo que provocar, desde simple desagrado hasta una amplia sonrisa.

Por esto y más la música es nuestra eterna compañera y no deberían tener miedo de incluirla como parte natural en los entornos de aprendizaje ya sea música fina, rock, pop, canciones de cuna, Villancicos,  porque toda ella nos hace felices.

La música se ha relacionado con las habilidades cognitivas. Durante años se ha hablado de la capacidad de la música para hacernos más inteligentes, sin embargo,  la evidencia es controvertida, especialmente por que el llamado Efecto Mozart no puede ser generalizado, ya que el estudio original sólo empleó algunas melodías específicas del famoso compositor, pero la verdad es que toda la música va a producir un efecto a nivel cerebral ya sea que nos guste, que la reconozcamos, o que jamás la hayamos escuchado.

Estudios posteriores han reconocido la capacidad de la música para beneficiar los procesos cognitivos, ya que la música por ejemplo, beneficia el reconocimiento del ritmo, lo cual ayuda a los procesos de lectura y escritura, pues en ambos procesos es importante reconocer la cadencia, de otro modo los niños no hacen pausas al leer y escribir, ¡digamos que leen como si ametrallaran una calabaza!, por lo que la música les ayuda a reconocer la importancia de las pausas, y la magia de los silencios.

La música además nos ayuda a concentrarnos, pese a lo que muchos piensan que lo mejor es estudiar en un ambiente perfectamente controlado  y sin ruido, la verdad es que el ser humano no puede abstraerse en sus propias ideas. Afuera siempre hay sonidos ambientales que son más distractores que la música, la cual ha sido una compañera inseparable.

Es por ello que se sugiere elegir el tipo de música que más nos gusta para acompañarnos en nuestras tareas, ya sea escolares o domésticas y son muchas las voces que se levantan para agregar la música como parte de los ambientes escolares.

Referencias:

Banai, K., Ahissar, M. (2013). Musical experience, auditory perception and reading-related skills in children. Plos One.  Disponible en red: http://www.plosone.org/article/fetchObject.action?uri=info%3Adoi%2F10.1371%2Fjournal.pone.0075876&representation=PDF

Besson, M., Chobert, J., Marie, C. (2011). Language and music in the musician brain. Language & Linguistic Compas,. 5(9), 617-634.

Huss, M., Verney, JP., Fosker, T., Mead, N., Goswami, U. (2011). Music, rhythm, rise time perception and developmental dyslexia: perception of musical meter predicts reading and phonology. Cortex, 47(6), 674-689.

Moreno Montoya, M.,  De Pablo, JM., Caminero, A., Sánchez-Santed, F. (2008). Biología Evolucionista de la Música. En DA, Cánovas, Estevés, AF., Sánchez-Santed, F. (Eds)  (2008). El cerebro musical. Monografías Psicología. (pp. 37-72) Universidad de Almería. España.

Zuk, J., Andrade, PE., Andrade OVCA., Gardiner, M., and Gaab, N. (2013). Musical, language, and reading abilities in early Portuguese readers. Frontiers in Psychology. Disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3684766/

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