La tarea escolar son actividades o trabajos extra clase que dejan los maestros en las escuelas para realizar en casa y tiene como finalidad principal apoyar el aprendizaje de los estudiantes, con objetivos académicos y formativos predeterminados, ya que se piensa que en los primeros grados, favorece el mejoramiento de habilidades como la lectura y la escritura.
A
corto plazo, sirven para que el alumno practique lo que vio en clase o realice
actividades que por su naturaleza no pueden hacerse en el aula y también para
que desarrolle sus habilidades creativas y su juicio crítico cuando realice
prácticas de estudio e investigación.
A largo plazo, sirven para que el alumno mejore en su rendimiento escolar,
aprenda a aprender, forme hábitos de estudio de trabajo personal y colectivo,
supere sus problemas de aprendizaje y sea más responsable en su vida adulta.
En el centro de Asesorías, Tutorías e Investigación, hemos diseñado una serie de estrategias para ayudar a los niños a
enfrentarse a las tareas, éstas se basan en un proceso llamado meta-cognición y
consiste en planear detalladamente las tareas antes de ejecutarlas, conociendo
las necesidades que cada una implican, con el fin de llevarlas a cabo en el
menor tiempo y lo más completo posible, evitando la ansiedad en los niños.
Los pasos para llevar a cabo dicho proceso
son simples y solo requiere ir haciendo preguntas ante cada necesidad de la
tarea:
- ¿Cuál
es la tarea que ha de ejecutar?: es una tarea de lectura, escritura o investigación ¿es algo que sabe
hacer?, ¿es algo que nunca antes ha realizado?, ¿necesita ayuda? ¿qué tipo de
ayuda requiere?
- ¿Cómo
se siente ante la tarea?: en
ocasiones no se quiere hacer la tarea pues no se siente apto ante ella ¿es algo
sencillo?, ¿es algo que le parece interesante?, lo ve como un reto.
- ¿Cuál
es su meta ante la tarea?:
es importante siempre tener una meta clara ¿desea hacerla solo por cumplir?,
¿le importa tanto que va a concentrarse en ello para sacar lo mejor de si
mismo?, la posible respuesta es simple o compleja.
- ¿Qué
recursos materiales requiere?: ¿requiere de materiales con los que ya cuenta?, ¿requiere de
materiales especiales?, ¿requiere de recursos audiovisuales pero no sabe
usarlos?, ¿la va a hacer con aplicaciones que conoce bien?, ¿desea experimentar
un poco?
- ¿Qué
recursos cognitivos son necesarios?: ¿tiene que leer antes de poder hacer la tarea?, ¿No
entiende el tema?, ¿sabe que hacer pero no cómo hacerlo?, ¿quiere hacerlo como
lo vio en un museo o la televisión?
- ¿Cuánto
tiempo requiere?: ¿es una
tarea que puede realizarse en unos cuantos minutos?, ¿requiere más tiempo?,
¿cómo va a calendarizar los avances?
- Si la tarea es en equipo: ¿Cuáles son los
compromisos y metas de cada uno de los miembros del equipo tiene ante la
tarea?
Cuando ya se
automatizaron las preguntas, es posible hacer un plan mental de la ejecución de
las tareas y con ello, lograr que el tiempo dedicado a ellas sea absolutamente
productivo, pues se ha creado un hábito de trabajo. Sin embargo, el proceso
lleva tiempo, y requiere de mucho apoyo por parte de los padres o tutores, pero
hemos encontrado que el nivel de ejecución y la calidad ante la tareas aumenta
entre 90 y 100%.
Aunque cuando no se cuenta con apoyo, para la mayoría de los estudiantes, la tarea y el
estudio en casa son considerados desagradables porque les quita tiempo para el
juego y la diversión. Sin embargo, esto
depende de las actitudes de los padres, ya que a veces las tareas se usan como
castigos, esto crea un sentimiento negativo hacia su realización. Mientras que
si los padres las miran como la oportunidad para crear una habilidad
específica, la percepción ante las mismas crea un vínculo positivo, ya que la práctica hace al maestro.
Es por ello que los papás son un elemento activo
en la realización de la tarea de sus hijos, ayudándoles a ser responsables y a
cumplir con su obligación escolar.
En el caso de los niños, usualmente no se toma
en cuenta como éste asume la tarea, ya que DEBE hacerla, pero la percepción que
se tenga de ella será la diferencia entre una buena o una excelente ejecución.
Entre muchas otras, las tareas escolares tienen la finalidad de:
Afianzar y aumentar el aprendizaje, favoreciendo su práctica, aplicación
o transferencia a diferentes contextos.
Preparar contextos de aprendizaje estimulantes mediante la anticipación
de conocimientos o materiales previos.
Impulsar la capacidad de trabajo autónomo, la iniciativa personal y el
interés y la curiosidad por el conocimiento.
Impulsar la capacidad de trabajo en grupo
Fomentar los buenos hábitos de estudio y de trabajo personal, la
organización del tiempo, la disciplina y la responsabilidad.
Promover la participación e implicación de la familia en el proceso de
aprendizaje de sus hijos e hijas, y el diálogo entre familias y profesorado.
Favorecer la individualización de la enseñanza.
Si se considera que para realizar cada tarea se
deben elegir los pasos de ejecución correctos, se puede enseñar al niño a
planear claramente el cómo llevarla a cabo, se hace un repaso mental de la
ejecución y se asume con confianza lo que se ha de hacer, los resultados no son
solo distinto en términos de calidad, sino la autoconfianza del niño se
refuerza y el valor de la tarea aumenta.
Si al realizar la tarea, muestra dudas hay que
preguntar si ¿tiene claro que hacer y cómo?, ¿sólo tiene claro que hacer pero
no el cómo, o los medios para hacerlo?.
Cuándo el estudiante pida ayuda al adulto o
mentor, entonces la labor se convierte en una tarea conjunta, por ende, el
adulto o mentor ha de comenzar con las preguntas que guíen mejor la ejecución
de ambos, pues lo peor que puede hacer es tomar la tarea como suya para evitar
conflictos o pérdida de tiempo.
En este caso, el adulto puede ir monitoreando
más cercanamente la ejecución, pero si
se asume como experto puede eliminar pasos o bien hacer sentir al niño que no
es capaz de hacer por si mismo las cosas. Es por ello que se ha de preguntar al
estudiante cuál es la ayuda específica que necesita. A veces basta una
explicación, mientras que en ocasiones, requiere del modelado de la acción.
En ocasiones uno de los mayores problemas es que
no se tiene solamente una tarea, sino varias. En este caso, se ha de enseñar al
niño a analizar la dificultad de cada una, y se sugiere que se lleve a cabo
primero la tarea más difícil para que la atención se centre en ella y al final
de la jornada se haga aquello que es más agradable y aunque ya se esté cansado,
se haga con gusto.
Evaluar la importancia de la tarea, reviste un
valor particular, ya que procura que
nada se deje para después o incluso se evite.
Si desde pequeños se enseña a realizar las
preguntas necesarias y a ir determinando los pasos que cada una de las tareas
requiere, con el tiempo el estudiante las hace por si mismo, y va realizando
las tareas con mucha más confianza.
Las tareas siguen al ser humano en todo momento,
no se pueden evitar, pero entre más confianza ante ellas, más éxito se alcanza,
con menor esfuerzo.
Beneficios que obtiene el maestro con
las tareas
Las tareas escolares son un excelente medio para vincular lo que se aprendió
en el aula con la práctica social del niño, por lo que el maestro siempre va a
encontrar beneficios si es capaz de manejarlas adecuadamente, además:
· Bien planeadas ayudan a mejorar el nivel de aprendizaje del grupo y de
cada alumno, pues se reconocen las áreas de mayor dificultad.
· Son un buen instrumento de diagnóstico del proceso educativo, si éstas
se revisan cotidianamente.
· Ayudan a la recuperación de los alumnos que tienen dificultades de
atención durante las clases.
· Favorecen la adaptación socioafectiva del alumno a través del trabajo en
equipo.
· Permiten al maestro reconocer e impulsar los talentos y potencialidades
de los alumnos.
· Favorecen la comunicación con los padres ya que permiten al maestro
conocer el tipo de ayuda que le dan los padres a sus hijos.
En casa tienen tambien una función particular ya que:
· Le ayudan a practicar y reforzar las habilidades académicas adquiridas.
· Propician la formación y fortalecimiento de buenos hábitos de estudio y
disciplina.
· Son un medio para desarrollar su creatividad, iniciativa, ingenio y
cooperación con otros miembros de la familia.
· Le motivan para realizar actividades de consulta e investigación.
· Le capacitan para la planeación y organización de trabajos individuales
y en equipo que son importantes en la vida cotidiana.
· Le permiten poner en práctica las relaciones humanas positivas.
· Favorecen la autoinstrucción y la determinación de las tareas.
· Le habitúan a destinar parte de su tiempo libre a actividades útiles
para él y los demás.
·
Promueven su
responsabilidad, su autonomía y su autoestima.
Sin embargo, a pesar de
todos los beneficios enunciados, es importante que éstas se planeen
correctamente, no pueden y no deben ser solo una forma de mantener ocupados a
los alumnos y tampoco un castigo, pues ello lleva a una mala actitud para su
realización, es por ello que se sugiere:
· Planear las tareas con base en objetivos, la improvisación no genera
buenos resultados.
·
Deben estar planificadas y coordinadas por el equipo
docente, en el ámbito de la autonomía de los centros, garantizando su
graduación, su ajuste en extensión y dificultad, su vinculación con los
objetivos de cada nivel y el equilibrio entre las diferentes materias.
· Tener presente que son trabajos de apoyo al proceso educativo y no un
recurso didáctico.
· Considerar el grado, asignatura y oportunidades que ofrezca el medio,
así como las actividades familiares, recreativas y condiciones económicas para
asegurar su realización.
· Precisar los procedimientos, recursos, fechas de entrega y nivel de
calidad.
· Procurar la diversidad y el nivel de logro adecuados para evitar
frustración y aversión.
·
No deben generar, por su volumen, estructura o forma,
elementos discriminatorios para los grupos socialmente desfavorecidos.
· Coordinarse, cuando así se requiera, con los demás profesores del grado,
como recurso de garantía del cumplimiento del trabajo.
· Evitar que el alumno considere la tarea como una carga, un castigo o una
labor intranscendente.
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