Por Alma Dzib Goodin & Dolores Luna Hogan
Durante una
entrevista que realizamos a un profesor inglés, nos dijo que lo único que
cambiaría de la enseñanza superior en su país es que ésta debería enseñar más
habilidades para la vida. Su respuesta me causó un poco de confusión, pero cuando le hice la misma pregunta a un
profesor español, me dijo que la educación superior en España tendría que ser
más adaptable a las necesidades de los egresados.
Una educación
superior que no tenga planes académicos o que no esté centrada en la
investigación o la aplicación científica parecía no tener sentido en el
pensamiento tradicional, pero el punto que ha hecho cambiar esta tendencia es
la competitividad. Este aspecto queda
ampliamente expuesto por Newman, Couturier y Scurry (2004) quienes argumentan
que el futuro de la Educación superior debe estar orientado al sistema de
mercado, cuya meta es crear habilidades competitivas que permitan que los
estudiantes tengan mejores oportunidades laborales a futuro y que los egresados
continúen aprendiendo a adaptarse a las necesidades de su entorno.
Estas
necesidades, sin embargo, no deben verse en el contexto inmediato, sino en una
perspectiva más amplia como lo demuestra el modelo europeo que busca la
intensificación de la competencia a nivel mundial, centrada en las sociedades
del conocimiento que toma como base las metas ambiciosas de los procesos de
Bologna y Copenhage para la formación profesional (Powell, Bernhard y Graf,
2012).
Esta competitividad
mundial abre una nueva perspectiva laboral, relacionada directamente con la
educación superior en el contexto de las tendencias económicas. Los
egresados tienen oportunidades laborales
en otras partes del mundo, atraídos por los mercados internacionales, con la
implicación de la necesidad de una visión multicultural.
En este
sentido la internalización educativa, incluye políticas y prácticas que se
convierten rápidamente en una premisa en los sistemas académicos e
institucionales y por supuesto se vuelve una necesidad para los egresados y las
compañías que luchan por tener al mejor talento entre sus filas. En este
sentido la principal motivación para desarrollar habilidades y programas
tendientes a la internacionalización incluye ventajas comerciales, conocimiento
de primer nivel y por supuesto, una buena dosis de lengua extranjera (Altbach
and Knight, 2007).
Una de las
líneas que más se han empleado para apoyar los procesos competitivos es la
oferta de cursos extracurriculares que ayuden a los graduados a adaptarse a los
entornos laborales, Estos cursos se ofrecen a nivel empresarial o personal para
complementar, subsanar o bien implementar habilidades o conocimientos que no
fueron adquiridos durante los estudios previos. En este sentido, los cursos se
centran en el aprendizaje autodirigido,
tranformacional y el auto desarrollo (Merriam, Caffarella, Baumgartner, 2007).
China es uno
de los mejores ejemplos que ha expandido sus redes educativas, siendo el tercer
lugar en producción científica, investigación y desarrollo (Scientific American
Editors, 2012) y el país con planes y metas más claras en el tema de la
globalización e internacionalización (Altbach
& Wang, 2012).
Sin embargo
el ejemplo Chino no ha sido retomado por muchos, excepto quizá la India y
Brasil, que han seguido ese rumbo. El Reino Unido comienza a crear
intercambios con China pero sin seguir
patrones uniformes, en parte por que no se ha entendido el mercado
laboral. Algunos estudios como el de Li
& Roberts (2012) sugieren que el acceso a redes de alto nivel en China
determina el desarrollo de compromisos de alto nivel que comienza a abrir las
puertas a los egresados de China en otros países.
La meta
entonces, es crear planes y programas de educación superior más allá de las
paredes de las instituciones, si desea promover el desarrollo de la población,
ha de comprender el mercado laboral y fijar la mirada en otros territorios
impulsando políticas de mercado acordes con la realidad que permitan el aumento
de flujo migratorio con expertos de alto nivel el campos que comienzan a
crearse o que se consolidan con trabajos internacionales, finalmente, vivimos
en un mundo globalizado.
References:
Altbach,
P. & Wang, Q. (2012) Can China keep rising?. Scientific American. 307 (4) 46-47.
Altbach,
P., and Knight, J. (2007) The internalization of Higher Education: motivations
and realities. Journal of Studies in
International Education. 11 (3) 290-305.
Li,
X., & Roberts, J. (2012) A stages approach to the internationalization of higher
education? The entry of UK universities into China. The Service Industries Journal. 32 (7) 1011-1038.
Merriam,
SB., Caffarella, RS., Baumgartner, LM. (2007) Learning in adulthood. A comprehensive guide. John Wiley & Sons. Inc. USA.
Newman,
F., Couturier, L., Scurry, J. (2004) The
Future of Higher Education: Rhetoric, reality, and the risk of the market.
John Wiley & Sons, USA.
Powell,
J., Bernhard, N., and Graf, N. (2012) The emergent European model in skill
formation. Comparing Higher Education and vocational training in the Bologna
and Copenhagen processes. Sociology of
Education. 85 (3) 240-258.
Scientific
American Editor (2012) The world’s best countries in science. Scientific American. 307 (4) 44-45.
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